ENTRE EL CIELO Y
LA TIERRA ha
denominado Carlos Nishiyama a esta colección de 70 fotografías, imágenes extraídas
de una colección mucho más grande acumulada durante treinta años de labor
continua.
Sus numerosos recorridos han quedado
registrados permanentemente, más allá de su retina, a través de su arte.
Nishiyama ha encontrado la efervescencia
andina en la mirada del campesino que practica sus rituales de propiciación que
ha quedado plasmada en la gelatina de plata producto de la alquimia de los
quehaceres del cuarto oscuro.
La búsqueda constante de Carlos Nishiyama le
han llevado desde los valles del Apurímac hasta las provincias altas del Cusco.
Quedan pues así expuestos permanentemente en
la película fotográfica los guerreros Canas con sus huaracas, liwis y
bandurrias, las mujeres campesinas que acompañan a sus maridos en el sagrado
mark’aska; también los Qeros, quienes habitan entre la espesa niebla que rodea el
contrafuerte andino y lo une con los antis en las alturas de Paucartambo, desde
donde han de partir rumbo al Sinakara, atraídos por la fuerza telúrica del
Ausangate.
El fotógrafo que ha peregrinado junto con
ellos por la ruta de Q’oyllur Ritti y ha bebido del licor del Yawar Fiesta
presenta ahora este su propio santuario que es la memoria; esta colección de
vivencias, transcurridos treinta años de fotografiar estos Santuarios del Ande.