Viernes 23 de julio, 20:00 horas, MORKILL partía de la imperial ciudad cusqueña rumbo a la ciudad blanca de Arequipa; la consigna: ¡DEVASTAR!
Claro que lo más devastador del viaje fueron las diez horas enlatados en un autobús donde una hora antes de llegar a destino te quitan las mantas del viaje, los vidrios empañados de vapor de una cincuentena de desconocidos escurriéndose por los vidrios, las piernas entumecidas de permanecer en una sola posición durante mucho tiempo y la vejiga comprimida como una pasa. La vida en la carretera nunca cambia, ni para los músicos ni para los fotógrafos. Megadeth se las sabía muy bien cuando escribió The Killing Road.
Sábado 24 de julio, 05:00 horas, ya estábamos en Arequipa luego de pasar Dubai (en alguna borrachera ya os explicaré).
MORKILL se hallaba presto a ¡buscar un hotel!, lo cual por más impresionante que parezca llevó nada menos que cuatro horas de circunloquios y divagaciones desde la plaza arequipeña, tanto así que Mijadeath y yo terminamos enfocados en los hábitos reproductivos de las palomas que rondan la plaza desde temprano, una media hora más y creo que podríamos haber tenido ya el primer guión sólido de una película XXX del mundo animal...
También desde la plaza podíamos ver a la gente de la organización del concierto meter los primeros equipos de sonido a "La bóveda de San Agustín", ¡el local quedaba en pleno centro de la ciudad y en un segundo piso!, la ciudad de sillar iba a temblar aquella noche como no lo había hecho desde el año 2000...
Finalmente hallamos alojamiento y una vez instalados fuimos a conocer a los organizadores, a la gente metal del sitio y echarnos a dormir unas cuantas horas para poder aplicar los colmillos en alguna merienda y continuar con el espectáculo.
La prueba de sonido se realizó a las cinco de la tarde aproximadamente, el sistema de amplificación quedó listo para lo que sería una noche de pura música devastadora, la gente de Ghoulish Pain (Colombia) fue de lo más buena onda con quienes tuvimos más tiempo para conversar.
Una vez finiquitados los asuntos técnicos de backstage con Siwar Salazar, MORKILL volvía a la penumbra antes de la descarga...
Mismo día, 23:30 horas
¡¡¡¡MORKILL estábamos allí, una vez más sobre el stage con toda la energía arequipeña del metal del sur peruano!!!!
Nuestra última placa Instinto fue recibida con muchas ganas por toda la gente que cada vez más cercaba el pit.
Aquella noche nos había precedido Fervent Hate (Arequipa) y luego de nosotros entraron las bandas latinoamericanas Ghoulish Pain (Colombia) y Lacerated and Carbonized (Brasil) quienes descargaron un torrente de vatios bien "punch" que dejaron el terreno listo para el plato fuerte de la noche: MONSTROSITY (a quien dedicaremos un post especial, luego).
No puedo (ni debo) dejar de mencionar a la gente brava que se portó de la puta madre con nosotros aquella noche, poniendo el hombro y apoyándonos con la mejor de las vibras.
Itsaso Cruz y Ruth Alonso quienes con todo el poder vasco acudieron al llamado morkilliano y se comieron junto a la banda las diez (o veinte horas) de viaje, (Itsa, ¡¡¡muxu muxu!!!) y Vero Vizcarra a quien debemos la buena onda y su rápido ojo para mostrarles las fotografías que hoy compartimos, todas de su autoría.
Claro que lo más devastador del viaje fueron las diez horas enlatados en un autobús donde una hora antes de llegar a destino te quitan las mantas del viaje, los vidrios empañados de vapor de una cincuentena de desconocidos escurriéndose por los vidrios, las piernas entumecidas de permanecer en una sola posición durante mucho tiempo y la vejiga comprimida como una pasa. La vida en la carretera nunca cambia, ni para los músicos ni para los fotógrafos. Megadeth se las sabía muy bien cuando escribió The Killing Road.
Sábado 24 de julio, 05:00 horas, ya estábamos en Arequipa luego de pasar Dubai (en alguna borrachera ya os explicaré).
MORKILL se hallaba presto a ¡buscar un hotel!, lo cual por más impresionante que parezca llevó nada menos que cuatro horas de circunloquios y divagaciones desde la plaza arequipeña, tanto así que Mijadeath y yo terminamos enfocados en los hábitos reproductivos de las palomas que rondan la plaza desde temprano, una media hora más y creo que podríamos haber tenido ya el primer guión sólido de una película XXX del mundo animal...
También desde la plaza podíamos ver a la gente de la organización del concierto meter los primeros equipos de sonido a "La bóveda de San Agustín", ¡el local quedaba en pleno centro de la ciudad y en un segundo piso!, la ciudad de sillar iba a temblar aquella noche como no lo había hecho desde el año 2000...
Finalmente hallamos alojamiento y una vez instalados fuimos a conocer a los organizadores, a la gente metal del sitio y echarnos a dormir unas cuantas horas para poder aplicar los colmillos en alguna merienda y continuar con el espectáculo.
La prueba de sonido se realizó a las cinco de la tarde aproximadamente, el sistema de amplificación quedó listo para lo que sería una noche de pura música devastadora, la gente de Ghoulish Pain (Colombia) fue de lo más buena onda con quienes tuvimos más tiempo para conversar.
Una vez finiquitados los asuntos técnicos de backstage con Siwar Salazar, MORKILL volvía a la penumbra antes de la descarga...
Mismo día, 23:30 horas
¡¡¡¡MORKILL estábamos allí, una vez más sobre el stage con toda la energía arequipeña del metal del sur peruano!!!!
Nuestra última placa Instinto fue recibida con muchas ganas por toda la gente que cada vez más cercaba el pit.
Aquella noche nos había precedido Fervent Hate (Arequipa) y luego de nosotros entraron las bandas latinoamericanas Ghoulish Pain (Colombia) y Lacerated and Carbonized (Brasil) quienes descargaron un torrente de vatios bien "punch" que dejaron el terreno listo para el plato fuerte de la noche: MONSTROSITY (a quien dedicaremos un post especial, luego).
No puedo (ni debo) dejar de mencionar a la gente brava que se portó de la puta madre con nosotros aquella noche, poniendo el hombro y apoyándonos con la mejor de las vibras.
Itsaso Cruz y Ruth Alonso quienes con todo el poder vasco acudieron al llamado morkilliano y se comieron junto a la banda las diez (o veinte horas) de viaje, (Itsa, ¡¡¡muxu muxu!!!) y Vero Vizcarra a quien debemos la buena onda y su rápido ojo para mostrarles las fotografías que hoy compartimos, todas de su autoría.
Sin más, bon appetit!
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