Gracias a la invitación de Anita Milla pudimos visitar nuevamente el observatorio de Llaullipata, donde se ubica el Planetarium Cusco. Esta vez el pretexto fue probar un adaptador T-ring en un telescopio reflector Celestron 8SE. Junto a José Valencia, fotógrafo; pudimos observar a Venus, Mercurio, la tetera, el escorpión, el cisne y a Júpiter con sus cuatro lunas alineadas sobre el horizonte a casi 7ºC y descendiendo. La posición de observación era tan privilegiada que el quinto planeta y sus satélites eran visibles con tan sólo la ayuda de un par de binoculares astronómicos.
La gran ventaja del lugar en otras oportunidades es la ilustrada explicación que también brinda el Prof. Erwin Salazar a los visitantes del Planetarium, un domo donde proyectan las constelaciones, su relación de estas con las conocidas por los incas así como un paseo real con la ayuda de estos poderosos catalejos entre los astros de a de veras.
Ocho minutos de recorrido desde el barullo citadino son suficientes para ver más allá de nuestras narices y un buen pretexto para olvidarse de la ridícula semana pasada con súper héroes, iluminados y demás pesados que nos aturdieron hasta decir basta.
Dejando a Júpiter para la siguiente visita a través de un Meade, creo que Albireo y su existencia binaria fueron más que suficientes para alegrar la noche.
Estrella binaria.
Albireo A (naranja) con una magnitud aparente de +3,05 es 950 veces más brillante que el Sol.
Albireo B (azul) con una magnitud aparente de +5,12 es 190 veces más brillante que el astro rey.
Albireo A (naranja) con una magnitud aparente de +3,05 es 950 veces más brillante que el Sol.
Albireo B (azul) con una magnitud aparente de +5,12 es 190 veces más brillante que el astro rey.
Ocho minutos de recorrido desde el barullo citadino son suficientes para ver más allá de nuestras narices y un buen pretexto para olvidarse de la ridícula semana pasada con súper héroes, iluminados y demás pesados que nos aturdieron hasta decir basta.
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