sábado, 26 de septiembre de 2009

Lima, la urbana

Y fue así, como luego de unos cuantos días de pasear por las serranías del sur de Cusco, Chumbivilcas precisamente, terminamos enrumbando a nuestra gris capital: Lima, la ciudad de los Reyes. Entre las tareas que veníamos a realizar estaban: Llevar a revelar un carrete en colores, formato 120, de datación inexacta pero suponemos que ronda la década de los 80; luego promocionar a Morkill por toda la capital y sus respectivos anexos; montar una incursión sobre las galerías Brasil, Quilca, feria de Amazonas y Gamarra; visitar Caral, la cuna más antigua de la civilización y finalmente ir con mi novia al concierto de Charly García.

Si vamos por partes:

Llevé a Lima un carrete de 120 Verichrome Pan fabricado por Kodak, que pertenece a mi tía Ana Cagigao, mujer ilustrada y amante de las artes visuales, así que con ávida curiosidad tuve el placer de llevar el carrete conteniendo las 12 imágenes latentes a los laboratorios Fuji ubicados en la Av. Arequipa. La fecha que propuse a primera vista fue 1970, o más; en el mejor de los casos, 1985... casi 25 años sin que esas imágenes hayan sido vistas por nadie. El soporte en colores tiende a deteriorarse más acentuadamente que el de blanco y negro, sin embargo tuvimos la esperanza de recuperar el contenido. Siendo realmente ese paso el segundo que di, fotográficamente en Lima, ya que el primero fue llevar a los talleres de Menacho, en la calle Porta, tres cámaras que guardan ya en sí mucho de valor histórico: Una Optax Lumiére de 35mm, rescatada del mercado cusqueño "El baratillo", una Kodak Retina IIa de enfoque telemétrico, 35mm, que pertenece a mi madre y que le acompañó durante su viaje de intercambio en los Estados Unidos y que antes perteneció a mi abuelo, y finalmente una Graflex Pacemaker Crown Graphic 23, la misma que perteneció a Eulogio Nishiyama. Todas para ser limpiadas y afinadas. Fuera de aquéllo también paseamos por la tienda Leoira en la plaza Manco Cápac para conseguir Print Files para diapositivas y por Profesa en Petit Thouars para adquirir placas.

Luego pasamos a las ferias y galerías:

Amazonas: La feria de libros más grande del Perú, con una infinidad de libros piratas y originales de segunda mano, renovación de libros mediante el guillotinado de sus bordes y el prolijo borrado de cualquier dato personal del anterior dueño, zonas por especialidades e incluso primeras ediciones.

Quilca: Zona underground con su tanto de libros de segunda mano, originales y piratas, algunos nuevos, otros que aparentan serlo, está sazonada con tiendas de atavío underground metal, punk y emo, y con suerte uno puede encontrar abiertas las tiendas de antigüedades que se establecen en los alrededores, varias de ellas con simpáticas colecciones de fotografías antiguas.

Brasil: El centro negro por excelencia, la cuna del metal peruano. Vinilos, cd's, incluso cassettes... Cierto que alberga otros estilos y tiendas hippies, pero el sentir metalero todavía inunda gran parte del espacio.

Gamarra: Desde Armani hasta la marca más disparatada. El emporio más grande de confección de prendas y estampados de polos y gorras.

Wilson: Artículos de cómputo e impresión de publicidad al por mayor.

CARAL. El viaje fue lo suficientemente sazonado de anécdotas para ser estigmatizado como "inolvidable". Nos levantamos temprano, 07:00 hrs, para estar en el terminal de Fiori a las 08 y tomar el autobús rumbo a Supe, sin embargo este último terminó partiendo a las 10:00...

El grupo constaba de: Shirley Herrera (comunicadora, gestora cultural y guía de nuestra incursión), Gabriela Covarrubias (ingeniero vandálico fan morkilliana), Alejandro (Policía en zona cercana a Tingo María) y su hermana Fiorella y Deisy Lozada habitante de Cali pero no de la pachanguera sino de Colombia de metal...

12:30 "Pasábamos" por Supe, nos llevamos de largo un par de minutos porque el conductor no le dio la gana de parar... volvimos a Supe y montamos en uno de los Station Wagon que llevan al camino de Caral, el ají rojo parecía alfombra sobre los arenales. El calor era más intenso que en Lima y el cielo era azul una vez más. Nuestro guía se llamaba Agustín, y lentamente nos explicó lo que Caral significaba, sus símbolos en forma de espiral, sus piedras semejantes a cabezas clavas Chavín y su reloj solar como los intihuatanas cusqueños, definía por tanto aquella ciudadela como precursora de todas las demás.

Cercana a un angosto valle, Caral es un extenso arenal donde las pirámides truncas junto a sus recintos circulares establece más interrogantes que respuestas. ¿Cómo se desarrolló sin conocer la cerámica cocida? ¿Fueron alguna vez estos arenales verdes y prolíficos? Por el momento, Agustín no iba a aclararnos las dudas.

El regreso a Lima fue tranquilo, llegamos a las 21:30 aproximadamente, momento en que extenuados, procedimos a desayunar.

Pero los días más coloridos llegaron finalmente con el arribo de Almendra, esa Lima gris descorrió su velo mortecino para traer alegría serrana al silencioso estrépito limeño. Fue ella quien finalmente me condujo a un concierto que no necesariamente sería de música pesada. Carlos Alberto García Moreno de Lange "Charly García" iniciaba gira en la ciudad de Lima. Durante casi dos horas, García al piano y bailonguero de vez en cuando llegó a subir el frenesí de los espectadores fanáticos congregados en la explanada del Estadio Monumental. Durante tres veces salió del escenario a manera de "chau" sin embargo los tres posteriores retornos dejaban más que contenta a su audiencia, fue la última la que se llevó los laureles del drama, volvió a los cinco minutos de haber dejado el tabladillo, cinco minutos que el equipo de sonido comenzaba a desarmar todo, cinco minutos que la gente ya abandonaba el área... cinco minutos que en veinte segundos se transformó en un pandemónium de personas que reingresaban a sus zonas saltando por encima de las vallas de seguridad. No soy un fanático de él, y a decir verdad no he escuchado más que aquellas tonadas que pasaban por la radio en la combi, pero "Influencia" es uno de los temas que más me gusta de todo su repertorio. Almendra por el contrario... todo lo contrario.

Lima, la gris que devora saturnalmente a sus hijos, guarda momentos placenteros en medio del smog, el ruido, los gallinazos... sobrevivimos bien los primeros días bajo la atenta mirada de Shirley Herrera, gerente de Cultura Masiva, gestora de la difusión de movimientos sk8rs y arte urbano. Los últimos días, fue Almendra quien le puso color al vetusto bloque de concreto que como un infame hito de rebelión consume a su madre tierra.

Y sin más, aquí vamos:

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Explorar, precisamente a eso íbamos.


El Perú visto desde el cielo, luce tan apacible, tan sin problemas...


Metiendo vector al inmortal logo.


Carrete Kodak 120 a punto de entrar a los laboratorios Fuji de la Av. Arequipa. Esperando no caer en el anacronismo suponemos que fue fabricado en los 80...


Ajedrez en las arterias de la Feria de Libros de Amazonas.


La cultura al peso, o como mi amigo Erwin Arce alguna vez dijo: "El polvo de la sabiduría".


Gamarra, digna de un estudio social: calles tomadas por la gente, ningún sitio habilitado como vivienda, viviendas transformadas en tiendas y almacenes, la población es netamente consumidora.

Una Lima que huye de sí misma.


Quilca de todos los sabores.


Galerías Brasil, oscuras tendencias.


La casa vacía, el Palacio de Justicia.


Gabriela Covarrubias cometiendo actos vandálicos en el terminal de buses hacia Supe.


Vandalismo patrocinado por: Cultura Masiva y Morkill


Morkill style.


La selva de concreto.


De mascarón de proa.


Vamos para Supe.
Pegatinas por toda la ciudad.


Shirley en el bus que nos trajo de vuelta a Supe luego de pasarla por alto, Gabriela sigue pegando stickers disimuladamente...


Bólidos interdistritales que nos llevarían a Caral.


Cultura Masiva.


Y Morkill...


Neto sabor costeño.


Ají por doquier.


La banderita en medio de la nada. Arenales que estremecen.


A medio camino de Caral.


La cuna más antigua de la civilización.


¿Precursor del Intihuatana de los restos incas?


La ciudad del desierto.


Más publicidad.


Los arenales y los caminos trazados para no invadir los restos.


Solitario habitante de Caral.


Y al final, la estrecha franja verde que augura vida.


La lenta vida de las afueras.


Y de vuelta al emporio comercial de Gamarra... merchandising morkilliano.


En el Jirón de la Unión, exposición sobre el tanatorio Presbítero Matías Maestro.


Y finalmente, llegaste tú.


Curvas.


Charly de vuelta a los escenarios.


Recargado.


"Say no more" Pero la gente pedía a gritos: "¡MÁS!"


Controladamente loco.


Luego de tres desapariciones durante el espectáculo con sus respectivos retornos, Charly García coronó su gira con este primer concierto.


Almendra.


Un retorno mucho más tranquilo.

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