Transcurría la década de 1930...
y ella tenía apenas cinco años, sin embargo recordaba el sonoro mueble que habitaba la casa. La pianista era su madre, Lucila Lozano-Álvarez Monzón, y el piano fue heredado de sus padres Prudencio y Rosario quienes lo mantuvieron en la Casa Grande de Checacupe y luego lo mudarían a la Hacienda Chuquicahuana.
Transcurría la década de 1930 y la tía Ana recuerda cómo el piano, dejó la casa...
Más de 70 años después lo vuelve a contemplar, durmiendo, en una esquina del Club Cusco.
y ella tenía apenas cinco años, sin embargo recordaba el sonoro mueble que habitaba la casa. La pianista era su madre, Lucila Lozano-Álvarez Monzón, y el piano fue heredado de sus padres Prudencio y Rosario quienes lo mantuvieron en la Casa Grande de Checacupe y luego lo mudarían a la Hacienda Chuquicahuana.
Transcurría la década de 1930 y la tía Ana recuerda cómo el piano, dejó la casa...
Más de 70 años después lo vuelve a contemplar, durmiendo, en una esquina del Club Cusco.
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