jueves, 9 de diciembre de 2010

Mototaxeando por la gris

Volver a la gris es un mal necesario, subir al avión y ajustar el cinturón cual cordoncito de huminta cusqueña durante una hora de interminable azul es sólo la parte preliminar al protocolo.

Station wagon to hell...

Aterrizar en Lima ya es otro cuento, la ropa pegajosa, la temperatura densa y el olor a salado que te inunda pugnan por borrar de tu memoria el recuerdo del cielo atrás, te preparan para el fierro, el bullicio, la violencia y la paranoia, compañera inseparable de la estadía limeña.


Av. Arequipa - Jesús María


Ponle color a tu vida.


Sobre la Vía Expresa.


Debo volver muchas fechas atrás para relatar este breve artículo, precisamente a los cinco primeros dígitos que siguen al 10 de noviembre.

Centro de Lima.
"El Perú avanza" ¿a dónde?

Lima no es aburrida, para nada. Uno se da cuenta de aquello desde la simpática fauna que deambula por las principales vías a toda prisa, a todo correr, a todo anonimato, ensimimismados, enemistados. Tampoco es para dejarse llevar por la corriente entre el bentos que se desplaza por los callejones de Lima centro o La Victoria, en Lima estás atento, estás alerta...

Yo tenía diez perritos.


Su vida cultural puede ser disecada de diversas maneras y en diferentes espacios que nos alejan de un único Palais Concert para multiplicar los más variopintos jirones que se pintan como ellos solos.

Es así que terminé en una colectiva en La Noche de Barranco gracias a la invitación de una amiga mía, "Late la Noche" fue el grito de guerra que motivó mi traslación lejos de Cusco y sus nubes de oveja. Una intervención total llevada a cabo en el local de Barranco también sería el epicentro de una reunión de las más cercanas amistades.



Pero antes debería hacer una parada para echarle gasolina al vehículo que me lleva, un Mototaxi al infierno, un programa de metal con la gente más buena onda de aquel lado de la capital. Mario y Manuel no sólo fueron conductores del infernal triciclo sino también anfitriones de una velada thrasher al más puro estilo de Surco y alrededores en medio de un mar de trigo líquido.

Morkill en Radio Insomnio.



El Averno, Quilca


Lima todavía alberga a Quilca y a las Brasil, pero fue en la primera donde me topé con un buen amigo sebastiano, artista metalero a su propio estilo, Heber Huamán me enseñaba cómo en calendarios de hace diez años las obras de sus amigos permanecían vigentes, contemporáneas, conocidas, re-conocidas.

Heber Huamán en Quilca.


Domingo, día de filmación de Nación Combi, grupo de Puente Piedra. Manolo Olivera andaba en una nueva aventura, así que me llamó para departir un ají de gallina y ahí estaba yo, tomando fotos esperando el ajicito verde, con la gallina calentita, lejos, muy lejos de aquella ciudad que sin mis amigos sería otra ciudad de mierda.

Plató de Nación Combi en el Agustino.


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¿El Metropolitano? una lata de sardinas a máxima velocidad.